Responsabilidades.
Cosas serias. Enredaderas. Conflictos, problemas, situaciones. Experiencias. Huidas.
No aguanto. Sinceramente no me siento lo suficientemente agarrada a mis
convicciones, obligaciones. No un árbol, no sus raíces, no yo. ¿Se entiende? ¿No
se entiende? Bueno, no lo pienso explicar.
Así estoy últimamente,
reflexiva, pensativa. Pienso antes de actuar, y generalmente no actuo, huyo. Dicen
que “soldado que huye, sirve para otra guerra”. No conmigo. Estoy escapando, esquivando
absolutamente todo, y aún así siento que los problemas, los interrogatorios,
las dudas, todo, me persigue. Paranoia tal vez, no sé. Y si lo supiera estoy
segura que me lo guardaría, por vergüenza. No siento vergüenza de decir que me
da vergüenza cierta situación.
Volviendo al
tema, no me siento un soldado, pero si siento que escapo de todo. No resuelvo
mis problemas, escapo. No me siento mal, escapo. No aclaro mis dudas ni
pregunto ¿por qué?, escapo. Quizás, así me asegure que el tiempo lo cure todo,
y se vaya desvaneciendo el “problema” en él. Pero también se, que hay que saber
que guerras ganar. Y escapando, no se gana nada.
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